Tuesday, May 25, 2010

Tus manos. De a poco van cayendo y van tocando, dejando mirar rincones y recuerdos. Y vergüenzas.
En penumbras tus ojos me iluminan, brillantes y tímidos, queriendo no pensar y fracasando en el intento.
Dos besos negados, suficiente remedio para el enojo.
No hago más que mirarte, y mirarte de costado, como queriendo esquivarte y sin poder hacerlo.
Ojos ardidos, a flor de piel mis sentimientos.
Golpe tras golpe, tus palabras duelen más que mis heridas, y son tan dulces.
Mi cama te llama, te extraña y te espera.

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