Monday, May 25, 2009

Tu cuarto, la luz.-

Era una habitación estrecha(o no tanto. mejor, la describamos así: amplia, con una puerta ventana de vidrio, un escritorio, un par de estantes, y muchas calcomanías en la ventana. erróneamente, la chica pensó qe era el cuarto de él), con dos camas (una de ellas, llena de extraños muñecos), una mesilla, una silla, un lavabo(obviemos eso). El joven cerró la puerta y se volvió hacia la chica (qe miraba asombrada las estrellas en el techo). Estaba frente a él con un gesto de suficiencia y una mirada descaradamente sensual(casi como con miedo). El joven la miraba y trataba de descubrir, tras la expresión lasciva, los familiares rasgos de la chica, a los qe amaba con ternura(o era al revés..?). Era como si mirase dos imágenes metidas en un mismo visor, dos imágenes puestas una encima de otra. Aqellas dos imágenes qe se transparentaban le decían qe en la chica había de todo(sí, una flor de mil colores), qe su alma era terriblemente amorfa, qe cabía en ella la fidelidad y la infidelidad(no se había dado cuenta de eso unos días antes?), la traición y la inocencia, la coqetería y el recato; aqella mezcla brutal le parecía asqerosa como la variedad de un basurero(cómo no lo mencionó antes!). Las dos imágenes seguían transparentándose la una a través de la otra y el joven pensaba en qe la chica sólo se diferenciaba de las demás superficialmente(qé vergüenza..), pero en sus extensas profundidades(tanto la conocía? qe ingenuidad dejarse engañar por un par de ojos tán cambiantes) era igual a las otras mujeres, llena de todos los pensamientos, las sensaciones, los vicios posibles(se cansó de verla así, envuelta en vicios), dándoles así la razón a sus dudas y a sus celos secretos(secretos? yo creo qe la chica no se los guardaba..); qe lo qe parece un perfil qe marca sus límites como individuo es sólo una falacia qe engaña al otro, a qien la mira, a él(qe pérdida de tiempo el engañarse solo..). Le parecía qe esa chica, tal como él la qería(la qería?), no era más qe un producto de su deseo(sí, eso era. deseo), de su capacidad de abstracción, de su confianza, de qe la chica real estaba ahora ante él(con sus todos y sus miedos) y era desesperadamente extraña, desesperadamente ambigua. La odiaba(o era al revés?.. pobre chica, cómo no lo dijiste antes! perdió tanto tiempo pensándote.. le robaste tantas palabras!).


'El libro de los amores ridículos', Milan Kundera. [Adaptado]

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