Sos tan especial... que a veces me dan ganas de matarte. Sos un cero a la izquierda en sentimientos, eso sos. Egoísta! Narciso, egocéntrico, inmaduro. Sos así, colgado, medio estúpido y muy cerrado. Encerrado. Porque te creaste ese caparazón para que nadie pueda entrar en tu vida, en tu corazón; para no dejarte sacar una mano e invitar a entrar, ni querer que nadie te venga a ayudar.

Porque sé que que esa es tu manera de pedir disculpas, y no me dan ganas de decirte todo lo que me hiciste sentir... Ya está. No podes. Imposibilitado totalmente de verlo.

Porque no soy tu responsabilidad, ni mucho menos una carga, no soy tu obligación. Soy tu hija. Y te amo Pá, sabés? Te amo. (y acá no pasó nada? no. Me dijiste cosas muy feas. Me escuchaste, y aún llorando no pudiste entender que te pedía a gritos que me digas un Te quiero... un te quiero, nada más.) 

Yo sé que por ahí no podes entender(me), sé que también hago de las mías y perdón. Pero no quiero ser de nuevo tu tacho de basura, no estoy para que descargues tus broncas ni de excusa para que vuelvas a construir ese muro enorme que te separa de nosotros... y que con tanto trabajo intenté desarmar. No estoy para eso y espero que lo entiendas. Lo único que quiero es ayudarte, pero no quiero recibir a cambio una tonelada de frases irrepetibles, no quiero sentir que no te conozco... porque eso sentí. Me daban ganas de cortarte y hablarte de nuevo, para ver si realmente era con vos con quien estaba hablando. 

Yo creo nunca haber intentado manipularte, ni mucho menos con lágrimas. Me hiciste sentir muy mal. Acaso cuando tenga veintidós años no te voy a seguir importando? Acaso simplemente soy una responsabilidad, el deber que tenés de mantener mi salud? No, ni vos te lo creés. Soy mucho más que eso. Soy tu hija, y te necesito, así como vos también me necesitás a mí. 

 ...aunque te cueste aceptarlo.