Ella escapaba por completo a su capacidad imaginativa. No podía imaginársela besándola, en su cama. No podía sentir su cuerpo contra el suyo. No podía sentir tocarla con toda la pasión qe sentía. Son como esas cosas qe uno piensa qe conoce, pero qe en realidad se imaginó toda su vida, vió? se pasó ratos idealizándola. Pero en fin.. sabía qe no era suya. Sabía qe estaba lejos, y para eso, no había remedio más qe un par de mentiras al año, acompañadas de las más elaboradas ilusiones.
Un día, hablando con alguien qe nada tenia qe ver con el tema, alguien con las menores posibilidades de comprender lo qe pasaba, cayó. No podía, y lo tenia bien en claro. Nunca pudo mantenerse dentro de los límites, eso le dijo un día la psicóloga, y sabía qe tenia razón. Su egocentrismo siempre pudo más. No podía dejar de dedicar frases por doquier a qienes menos las merecían, pudo sentir el nerviosismo de un viernes a la noche, qiso hablar mil horas en un parqe. 'Decime algo, dale, decime algo' le decía. 'Algo como qe?' 'Dale, vos sabés, decime algo'. Qe rara y tonta costumbre de sentir vergüenza! de qe la costumbre de decir tanto nos haga hablar tán poco. 'No puedo, me va a escuchar. Antes de qe termine la semana te llamo'.
Ella siempre escapó por completo a su utopía de omnipotencia. Por más qe qisiera, no la podía controlar. No podía creerle. Y sin embargo, los 'te amo' seguían brotando como cascadas. Creyó qe era suya y qe la tenía toda para sí, pero no. Una vez más, como todo, se le escapó de entre las manos. Nunca pudo mantenerse dentro de los límites, siempre tan pensante y con la cabeza en sus ideas. Su egocentrismo siempre pudo más. Tenía una extraña costumbre de qe no le importe nada y preocuparse por todo, a la vez. Pero con ella.. ella pudo más. Ella escapaba por completo a su capacidad imaginativa. Siempre pudo más.